Morrissey en la República de la Muerte

El gran hombre visitó nuestro país y brindó un show envuelto de emociones, frente a un público de todas las edades que presenció a su ídolo en buena forma y con buen humor.

En otros tiempos, la frase ‘’Morrissey en Paraguay’’, sonaba contradictorio en el imaginario colectivo del fan que conoce a profundidad la ideología del músico, y que vive en un país agroexportador como el nuestro, ya que Moz no solo es un estricto vegano, sino un mensajero de dicha postura y denunciante de muchas injusticias que oprimen las libertades, como la brutalidad policíaca y el orden monárquico .

Finalmente, el 6 de Diciembre, lo pudimos ver arriba del escenario en el Yatch & Golf Club, para lo que fue un acontecimiento histórico, en lo musical y en lo político.

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Morrissey, ese adolescente con capacidades literarias admirables que a sus 18 años le dijo al periodista Tony Wilson que quería ser estrella de pop, terminó siendo la figura más significativa del movimiento indie de Manchester y el mundo entero, siendo la voz de los perdedores por elección y de los inteligentes que se deprimen por pensar mucho.

El mismo que situó en alto la bandera de la música indie con mensajes contra Margaret Thatcher y sus políticas anti clase obrera, durante los difíciles años 80s.

Desde el más joven que se identifica con las letras de The Smiths, hasta el más experimentado DJ y actual intendente de Asunción, no dejó pasar la oportunidad de soñar despierto con Morrissey en vivo. El ambiente que rodeaba al Court Central del Yatch era de una celebración mezclada con nervios, porque se terminaba una utopía y se comenzaba a palpar una realidad jamás pensada.

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Sin dudas ese concierto quedará como el cierre de un ciclo importante de visitas emblemáticas de la música británica en nuestro país, en un lapso de muy pocos años y con un público que siempre supo responder. Desde aquel Franz Ferdinand en 2010, pasando por Noel Gallagher, The Cure y Paul McCartney, hasta ese momento en que las luces se apagaron y los reflectores iluminaron la llegada de Morrissey a la tarima, acompañado de talentosos músicos.

‘’Buenas noches a todos, aquí en la República o Muerte’’ dijo Moz antes de dar inicio al tema Suedehead, de aquel primer disco solista, ‘Viva Hate’, con el que se reafirmaba como un gran compositor tras la separación de The Smiths. La aparición del músico se dio como media hora antes de lo previsto, haciendo que sea aún mayor la euforia de verlo tan cerca de todos.

Continuó con Alma Matters de 1997, un tema cuyos pasajes de guitarra antecede a otro futuro gran éxito, pero antes, vino el muy celebrado You Have Kill Me, tema perteneciente a este siglo, junto a The First of the Gang To Die, el tema que lo colocó de vuelta en el mapa musical en la década pasada, tras pasar muchos años sin contrato disquero, hecho que lo mantuvo en las sombras por un tiempo. El tema fue interpretado en un tono más ranchero, adelantando unos compases en el bajo y Morrissey acompañando con las palmas, esta versión quizás responde a lo podrido que estaría de tocar ese tema tan deprecado por los fans.

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No había muchas palabras entre tema y tema, las mismas venían una tras otra. Recordemos que Morrissey viene de una cuna punk, a los 14 años fue uno de esos pocos futuros músicos mancunianos que fueron a ver a los Sex Pistols, aquel 4 de junio de 1976, en el Lasser Free Trade Hall de Mánchester, hecho que causó un revuelo contracultural en esa ciudad que luego de ese show, vio nacer a bandas como: Joy Division, The Fall, Buzzcoks, Simply Red y finalmente The Smiths.

Llegaba el turno de presentar a Gustavo Manzur, un multiinstrumentista ubicado en los teclados, que pasó al frente para cantar en español el tema Speed Away, pese al acompañamiento del público en su idioma original. El mismo es de origen latino y más tarde deleitó con trompetas, guitarra requintista y acordeón.

En todos esos pasajes, era difícil quitar la vista de Morrissey, era casi hipnótico, era un líder en la multitud, hasta que sonó el crítico tema Ganglord, que hizo que las miradas se sitúen en la pantalla que proyectaba videos de violencia policiaca a personas y animales. Esta sería una de las primeras muestras audiovisuales que marcaría los puntos más fuertes del show.

Las pantallas que mostraban a cobardes policías abusando de su poder, luego tomó los colores de la bandera de Francia, para ser homenajeada con la canción I’m Throwing My Arms Around Paris, del 2008, tema que significa mucho en esta gira tras los atentados vividos en la capital francesa.

World Peace Is None of Your Business para seguir promocionando su nuevo trabajo y luego el delay de la guitarra del siempre omnipresente Johnny Marr que se hace sentir sónicamente, con ese desafiante y a la vez angustioso desliz de filosas cuerdas, que dan forma a esa genialidad llamada “How Soon is Now?’’, que elevó el climax hasta los cielos.

(Video: La Verbena Co.)

Tras Kiss Me Alot, Moz supo sembrar y esparcir sobre las cabezas, un manto de paz y conciliación con un tema que no pudo encajar mejor con todo lo que se vivía ese día: Everyday is like Sunday y vaya que ese domingo hubiéramos querido que sea eterno.

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En pleno romanticismo, ya era hora de presentar la enigmática canción que también da nombre al segundo álbum de The Smiths, se trataba del tema “Meat is Murder”, donde las pantallas volvieron a bañarse de sangre, pero esta vez, de animales que pasan por frigoríficos para ser distribuidos como alimentos. Sin dudas la parte más delicada de la noche y que creó más controversia. Otros, se limitaron a aplaudir la valentía y coherencia de un hombre que sostiene una lucha muy desigual contra una sociedad consumista, ya sea de carne o de violencia.

Tras el video de Meat is Murder, presentó Isntambul, lanzado en 2014, seguido de Jack The Ripper, de su disco Beethoven Was Deaf de 1993 y el muy celebrado What She Said, otro tema perteneciente al repertorio Smithiano. El final se acercaba, había pasado una hora y media sin darnos cuenta, nadie quería parar.

Entonces, retumban esos bombos y tambores para anunciar la muerte de la realeza, celebrada con el tema que da nombre al tercer disco de The Smiths, hablamos de The Queen is Dead, para la crítica al poder y las correspondientes burlas a la Reina Elizabeth con fotos en las pantallas.

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Fue así que abandonaron el escenario por unos segundos y volvieron para cerrar con This Charming Man, aquel primer éxito de The Smiths que los llevó al Top of the Pops ante una nueva generación que vio algo único y nuevo en esos particulares jóvenes.

La canción con la que empezó esta ruta de éxitos fue la elegida para despedirse de Paraguay, testigo de una de las voces y personalidades más originales que dio la música pop en los últimos 50 años. Ya en algún momento, Rob Gretton manager de los New Order y co-propietario de Factory Records y The Hacienda ya lo había dicho: “The Smiths son los nuevos Beatles”.

Textos: Orlando Salerno

Fotos: Nicolás Pacheco